Según la RAE
De grafo- y -manía.
1. f. Manía irresistible de escribir.
Según Kundera
Una mujer que le escribe a su amante cuatro cartas diarias no es un grafómano sino una mujer enamorada. Pero mi amigo, que saca fotocopias de su correspondencia amorosa para editarla un día, es un grafómano. La grafomanía no es el deseo de escribir cartas, diarios, crónicas de familia (esto es, escribir para uno mismo y para quienes le rodean), sino de escribir libros (es decir, de tener un público de lectores desconocidos). En este sentido la pasión del taxista y la de Goethe son iguales. Lo que diferencia a Goethe del taxista no es una pasión distinta sino un resultado distinto de la misma pasión. La grafomanía (la manía de escribir libros) se convierte fatalmente en una epidemia masiva cuando el desarrollo de la sociedad adquiere tres características básicas:
1) un alto nivel de bienestar general que permite a la gente dedicarse a una actividad Improductiva;
2) una elevada proporción de atomización de la vida social de la que se deriva la soledad generalizada de los individuos;3) una escasez radical de grandes cambios sociales en la vida interior de la nación. (Desde este punto de vista me parece característico que en Francia, donde en conjunto no pasa nada, el porcentaje de escritores sea veintiuna veces superior al de Israel.
La soledad generalizada produce la grafomanía, pero la grafomanía masiva al mismo tiempo confirma y aumenta la soledad general. El descubrimiento de la imprenta hizo posible en otros tiempos que la humanidad se entendiese mutuamente. En la época de la grafomanía generalizada la escritura de libros adquiere el sentido contrario: cada uno está cercado por sus letras como por una pared de espejos que no puede ser traspasada por ninguna voz del exterior.
Milan Kundera. El libro de la risa y el olvido.