La filosofía griega busca la vida feliz de diferentes maneras. Los
filósofos se pueden agrupar en estoicos, epicúreos y
aristotélicos. Hay más, pero aquí no nos interesa. Los estoicos dicen
que para llevar una vida feliz hay
que soportar con paciencia lo que no está bajo nuestro control. Si tus
padres no te entienden, no debes sentirte infeliz porque tu no los
has elegido y no puedes cambiarlos. Lo que sí es decisión tuya es
aceptarlos como son y quererlos, porque ellos te quieren mucho y te desean lo mejor. Son casi viejos y por eso no te entienden. Sobre eso el estoicismo te dice que no puedes hacer nada salvo tener paciencia y rebelarte con moderación.
En segundo lugar,
los estoicos dicen que hay que actuar con virtud, que significa que
hay que ser buena persona. Dicen que las chicas buenas van al cielo,
pero las chicas malas van a todas partes. Lo que no dicen es que las
chicas malas llevan consigo su propio infierno, y de ahí no tienen
escapatoria. Las cuatro virtudes estoicas son la sabiduría, la
justicia, el valor y la moderación. La sabiduría llega con la
experiencia, aunque hay tontos sin remedio. El ejercicio de la
justicia permite dormir por las noches sin miedo al castigo.
Cualquier placer obtenido injustamente no compensa la intranquilidad
de ser descubierto. El valor de defender a los débiles frente a los
abusadores proporciona gran cantidad de felicidad, pero la cobardía
de esconderse lleva al desprecio por uno mismo. La falta de
moderación en la comida conduce a empachos que no compensan el
placer de comer. Por último, los
estoicos llaman ataraxia a la tranquilidad del espíritu que se
obtiene aceptando los hechos que no se pueden controlar y hacer lo
mejor posible lo que sí se puede controlar.
A los epicúreos se
les llama hedonistas porque piensan que la finalidad en la vida es
obtener placer, y que se puede llegar a la felicidad a través del
placer. Aunque al principio suena bien, los placeres epicúreos son
bastante "tristes", lo que no quita que sean verdaderos
placeres y su obtención lleve a la felicidad. La felicidad se
obtiene llevando una vida moderada, sensata y natural. Al igual que
los estoicos, en el fondo los epicúreos vienen a decir que para ser
feliz hay que ser buena persona. Una cosa que dicen los epicúreos y
no dicen los estoicos es que la amistad es una fuente de gran
felicidad. Pero la amistad tiene que ser con personas igualmente
moderadas y sensatas. No hay nada peor que las malas amistades, que
pueden abrir las puertas del infierno de las drogas, la delincuencia
y por último conducen a vidas infelices.
Sobre la moderación
y la sensatez ya se ha hablado arriba. Sobre la vida natural se puede poner de ejemplo algo natural como el agua frente a una bebida artificial
como la Coca-cola. En un caluroso día de agosto nada produce más
placer que un vaso de agua fresca. Una Coca-cola fresquita puede
producir un momentáneo placer, pero al rato, vuelve la sensación de
sed, junto con el malestar que produce el azúcar en la boca. A largo
plazo, el consumo regular de bebidas azucaradas conduce a la obesidad
y los problemas cardiovasculares. Por eso los gobiernos del mundo
están poniendo restricciones a las bebidas azucaradas. Los epicureos buscan la vida natural y los placeres naturales, que a largo plazo son los mejores y más sanos.
Aristóteles dice
que todas las personas buscan la felicidad. Nadie desea llevar una vida triste, y deseamos
una vida feliz a casi todo el mundo. Para conseguir una vida feliz, Aristóteles dice que hay que vivir virtuosamente. De nuevo la idea de que hay
que ser buena persona. No se nace con la virtud, sino que se
desarrolla con la práctica. La moderación en el comer no se puede
adquirir de un día para otro. El
primer día cuesta comer poco, pero adquiriendo la costumbre, ya no se puede comer mucho, porque el estomago encoje y ya no entra. Lo mismo para el
resto de las virtudes.
En resumen, los filósofos griegos dicen que para ser feliz hay que ser
buena persona, tanto con uno mismo como con los demás, tener buenos amigos, comer con moderación y rascarse
cuando pica, pero siempre con moderación, que de lo contrario se
forma un agujero y hay que taparlo en el quirófano.